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La Copa Oro se queda, las dudas también

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* Ganarle a una selección “alternativa” de Estados Unidos debería ser obligación, no motivo de euforia desmedida

* Hoy México es campeón de la Copa Oro, pero el verdadero examen está por venir

Por Jorge Omar Vázquez Varela

Estado de México. 7 de julio de 2025.- La selección mexicana logró lo que se esperaba: levantar la Copa Oro. Y lo hizo como más se disfruta, derrotando a Estados Unidos en una final que siempre se juega con algo más que fútbol. El marcador de 2-1 con goles de Raúl Jiménez y Edson Álvarez refleja un triunfo merecido, pero también deja en el aire una sensación agridulce que no se puede ignorar.

Hay que decirlo claro: México jugó bien. Por momentos, incluso, dominó y mostró esa versión de sí mismo que tanto se exige desde la grada y los micrófonos. Raúl Jiménez volvió a ser ese delantero decisivo que el equipo extrañaba, y Edson Álvarez reafirmó que es mucho más que un mediocampista de contención: es el motor y el equilibrio del equipo. El funcionamiento colectivo, al menos durante tramos del partido, tuvo solidez, intención y personalidad. México propuso, buscó los espacios y, sobre todo, no se achicó.

Sin embargo, no podemos quedarnos solo con la postal del trofeo alzado. La otra cara de la moneda es igual de evidente: Estados Unidos no vino con su mejor arsenal. Las grandes figuras de la selección norteamericana, esas que juegan en las mejores ligas de Europa y que han elevado el nivel del “Team USA”, no estuvieron presentes en esta edición de la Copa Oro. Y aunque eso no demerita el título, sí obliga a poner las cosas en su justa dimensión.

Ganarle a una selección “alternativa” de Estados Unidos debería ser obligación, no motivo de euforia desmedida. Más aún cuando el Mundial en casa está a menos de un año y las pruebas de verdad serán ahí, contra los equipos que llegan con todas sus estrellas, con toda su exigencia, y con la presión de jugar ante nuestra gente.

Hay que celebrar, sí, porque los títulos siempre cuentan. Hay que reconocer los aciertos, la actitud y el carácter que se mostró en el partido. Pero también hay que ser críticos. El resultado no puede maquillar las dudas que persisten en este proceso: la falta de contundencia en ciertos pasajes, la fragilidad defensiva en los balones aéreos y, sobre todo, la incógnita de si este equipo puede competir de tú a tú contra las potencias cuando se jueguen los partidos que realmente importan.

Hoy México es campeón de la Copa Oro, pero el verdadero examen está por venir. Y ojalá que cuando llegue, no dependamos solo de que los rivales vengan incompletos.


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