* El dato frío es que UNAM no llegó ni a la Liguilla, pero el contexto es aún más preocupante
Por Jorge Omar Vázquez Varela
El relato es familiar, pero no por eso menos frustrante. Pumas de la UNAM volvió a fracasar en su intento por competir al más alto nivel del fútbol mexicano. Esta vez, la eliminación llegó en el play-in del Clausura 2025, una instancia que debería representar esperanza para los equipos en reconstrucción, pero que terminó por confirmar lo que muchos ya sospechaban: este equipo no está a la altura.
El escenario fue el “Gigante de Acero” de Monterrey, donde los universitarios cayeron 2-0 frente a unos Rayados que ni siquiera contaron con su referente defensivo, Sergio Ramos. La ausencia del español, sin embargo, fue anecdótica. El conjunto regiomontano dominó sin necesidad de echar mano de su nómina completa y resolvió el trámite con goles de Germán Berterame al 58’ y Nelson Deossa al 88’. Lo de Pumas fue una actuación gris, sin alma, que encontró su punto más bajo con la expulsión de Ruvalcaba al 76’.
El dato frío es que Pumas no llegó ni a la Liguilla, pero el contexto es aún más preocupante. Efraín Juárez, quien tomó el timón a partir de la jornada 11, no logró cambiar significativamente el rumbo de un equipo que parece deambular por el torneo con más preguntas que respuestas. Su llegada generó expectativa, especialmente por su cercanía con la institución y su paso como jugador, pero ni el discurso motivacional ni los ajustes tácticos bastaron. Se notó un plantel corto, un proyecto sin dirección clara y una directiva sin reflejos para reaccionar a tiempo.
Lo de Monterrey también merece mención. Martín Demichelis, con una de las plantillas más caras del continente, apenas logró meter al equipo a la Liguilla por la puerta trasera. Sin mostrar una propuesta brillante, el técnico argentino cumplió con lo mínimo indispensable. Y aunque para Rayados el objetivo inmediato está cumplido, queda la sensación de que con lo que tiene, debería ofrecer mucho más. El pase se logró sin brillo, pero sí con jerarquía.
Como si la derrota no fuera suficiente, al finalizar el encuentro se vivieron momentos tensos en la zona técnica, cuando ambos entrenadores protagonizaron un conato de bronca. La tensión acumulada terminó por estallar en una discusión airada entre Efraín Juárez y Martín Demichelis, que tuvo que ser contenida por miembros de ambos cuerpos técnicos y elementos de seguridad. Una imagen que refleja la frustración, la presión y el desorden que rodea al club universitario.
Volviendo a Pumas, el problema no es sólo quedar fuera de la Liguilla; el problema es la repetición del fracaso, la normalización del retroceso. Lo que alguna vez fue una institución modelo, hoy se ahoga en la mediocridad competitiva y en la falta de identidad futbolística. Cambian los técnicos, se reciclan los discursos, pero el resultado se repite: eliminación prematura, frustración en la tribuna y promesas sin cumplir.
La UNAM merece más. El fútbol mexicano también